15/4/14

El Mesías del César: La conspiración romana para inventar a Jesús


Caesar's Messiah: The Roman Conspiracy to Invent Jesus

 El Mesías del César: La conspiración romana para inventar a Jesús
Documental homónimo al libro de Joseph Atwill
(En Inglés, subtitulado en español)
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En este documental, por medio de entrevistas con expertos, se revela como en realidad Jesús no es un personaje histórico; las narraciones sobre los acontecimientos de la vida de Jesús, se basaron más bien en las historias de una campaña militar romana, y que una lectura de los originales griegos neotestamentarios, sobre acontecimientos que sucederían en el futuro, como la destrucción del Templo de Jerusalem y la dispersión de Judea, se refieren en realidad, a acontecimientos históricos que ya se habían producido. Se revela además cómo las enseñanzas de Cristo, provienen en gran parte de las antiguas escuelas de misterios paganos, y cómo los denominados Evangelios canónicos, o al menos el corpus central doctrinario, son el producto planificado de una familia de Césares (Flavianos); y los cuales, posteriormente son asumidos como historias verídicas, por parte de los partidarios de este Jesús ficticio, quienes no cuestionaron o intentaron probar la existencia de de este personaje, con un perfil euroasiático, aunque con ropaje semítico. La idea de un Mesías, crucificado, muerto y resurecto, así como una eventual resurrección de los muertos, que se convertirán en los principios medulares del kerigma cristiano, son a una clara blasfemia para la mentalidad semítica judía ortodoxa, sobre la imagen de su esperado Mesías. La megalomanía de proclamarse un dios o hijo de un dios, es más bien propio de las tradiciones euroasiáticas (indoeuropeas) o incluso de los césares romanos, que de la ortodoxia de las tradiciones semíticas, que consideran esto como un acto blasfemo. Entonces, por medio de un análisis de los escritos históricos y literario-religiosos de este tiempo, los estudiosos señalan que la historia oficial proporcionada por la Iglesia Católica no se sostiene frente un riguroso escrutinio. Por otra parte, se establece una analogía entre esta historia antigua del surgimiento del cristianismo dentro del Imperio Romano y la reciente historia de guerras y conquistas de las grandes potencias militares, aflorando múltiples similitudes en el modus operandi de estas. Utilizar la religión como un justificante y como instrumento de conquista de otros pueblos, ha sido una estrategia aplicada por los grandes poderes militares occidentales desde tiempos de los romanos.  Por ello, este estudio de Joseph Atwill, permite adentrarse no sólo en una interpretación exegética sobre la historia de la antigüedad sino que arroja luz en retrospectiva, permitiendo una interpretación eisegética a partir de los sucesos históricos actuales.  
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Descarga de libro original:



En su obra: Caesar’s Messiah: The Roman Conspiracy to Invent Jesús (El Mesías del César: La conspiración romana para inventar a Jesús), Joseph Atwill, afirma que el cristianismo fue creado como una herramienta de propaganda sofisticada para pacificar a los súbditos del Imperio romano. En este sentido, el Nuevo Testamento fue escrito por los primeros aristócratas romanos del siglo y toda la historia de Jesucristo fue inventada.  Esta falsificación quedó evidenciada en el único relato sobreviviente de Judea del siglo I que, contiene docenas de paralelismos entre la vida de un emperador romano y la de Jesús en el Nuevo Testamento. En lugar de inspirar a la guerra, el nuevo Mesías propagaba pacifismo y alentaba a los judíos a "dar al César lo que es del César".

Atwill consideró que el cristianismo no comienza realmente como una religión, sino como un proyecto sofisticado del Gobierno, una especie de ejercicio de propaganda usada para apaciguar a los súbditos del Imperio romano. "Las sectas judías en Palestina de la época que estaban esperando un Mesías -guerrero profetizado- eran una fuente constante de insurrección violenta durante el primer siglo". Entonces: "Cuando los romanos agotaron los medios convencionales para sofocar la rebelión, pasaron a la guerra psicológica". Ellos supusieron que la mejor manera de detener la propagación de la actividad misionera judía, era más bien crear un sistema de creencias alternativo, con características similares y que que compitiera con el judaísmo. Fue entonces cuando se inventó la 'pacífica' historia del Mesías. En lugar de inspirar a la guerra, el nuevo Mesías propagaba pacifismo y alentaba a los judíos a "dar al César lo que es del César y a pagar sus impuestos a Roma". Todo ello fue un poderoso constructo ideológico del Imperio Romano para pacificar a las masas de los más pobres y miserables dentro del Imperio Romano, en sus palabras: “sistema de control mental para producir esclavos que creían que Dios había decidido su esclavitud”.



Robert Eisenman: Pablo de Tarso, "El Mentiroso" de Manuscritos del Mar Muerto


Por ello, Atwill ha considerado que los libros que integran el Nuevo Testamento (-base de la doctrina cristiana-) no fueron escritos por los putativos evangelistas y demás personajes aceptados por la tradición, y cuyas doctrinas son consideradas como dogmas de fe del cristianismo, sino que el núcleo original de escritos, sus tramas, historias, sucesos y personajes neotestamentarios,  fueron una alevosa elaboración literaria de aristócratas romanos del siglo I d.e.c.. que se muestra, en las imprecisiones históricas, geográfica y contradicciones que se encuentran en tales textos. Una evidencia manifiesta, es cómo la variedad de textos que llegarán a conformar el Nuevo Testamento canónico, no se escriben en ninguna lengua semítica, como el hebreo o el arameo, tal como lo exigiría la ortodoxia judía en lo referente al esperado Mesías y demás historias sagradas de su Dios, sino que se realizan en una lengua pagana e impuesta por sus conquistadores, como lo es el griego koiné, que es en esa época, la lingua franca dentro del mundo helenístico-alejandrino. No obstante, este tipo de fusiones entre judaísmo y helenismo, ya tenía diversos antecedentes, en la particular tradición cultural híbrida heterodoxa, conocida como: judaísmo-helenístico. Mucho del estilo de escritura, de las figuras literarias, de las ideas filosóficas, que están presentes en los textos neotestamentarios, escritos en griego koiné, son producto de esta amalgama judeo-helenística, con claros rasgos euroasiáticos, y que son el caldo de cultivo, para la creación de la nueva religión cristiana; la cual marca su conspicua diferencia, con la tradición ortodoxa semítica de los judíos.  El caso más conspicuo al respecto, es el de la llamada Biblia Septuaginta o Biblia de los Setenta (Μετάφραση των Εβδομήκοντα) o LXX, la cual, fue traducida de textos hebreos y arameos, ya desde inicios del Siglo III a.e.c., y se concluyó hacia finales del siglo Siglo II a.e. c., que fue el texto utilizado por las comunidades judías de todo el mundo antiguo más allá de Judea. Por ello, el griego, era un instrumento clave para poder crear un judaísmo alternativo, obediente y pacífico, de acuerdo a los intereses imperiales de los romanos, es decir, el cristianismo; cuya Iglesia primitiva era de habla y cultura griega, asumiéndose como heredera de los escritos veterotestamentarios griegos de la Septuaginta. Tras las destrucción a sangre y espada de Judea, encargada en el año 70 d.e.c., a su hijo Tito, por el mismo emperador Vespasiano de la dinastía de los Flavios, vendrá entonces, una nueva estrategia de dominación, y es la de la guerra psicológica, tras destruir el Templo de Jerusalem y exterminar sus sacerdotes, entonces, utilizará la tradición griega de los judíos, tanto de aquellos que vivían fuera de Judea, como de todos aquellos otros, que fueron desarraigados de sus tierras, y enviados al exilio de la diáspora judía hacia los grandes centros culturales del Imperio romano, como lo era la ciudad de Alejandría, en la cual floreció una de las mayores escuelas judías dentro del mundo alejandrino

Los nuevos escritos o nuevos testamentos, o buenas nuevas (-evangelio: del griego εὐ, "buen" y αγγέλιον, "mensaje"-), que proclaman  el amor contra el enemigo, la paz en vez de la guerra, la obediencia a las autoridades en vez de la rebelión, la esperanza en una vida futura mejor, más allá de esta vida, son ideas claves, introducidas en griego, más con el perfil discursivo, propio de las tradiciones religiosas euroasiáticas (-de ahí que se establezcan múltiples parangones entre la ética cristiana y la budista, por ejemplo-), aunque vestido con los ropajes semíticos de la tradición judía, lo cual será la trampa perfecta, para eventualmente ser ampliamente aceptado, no sólo por los judíos de la diáspora, sino también por las amplios sectores de todo tipo de miserables, enfermos y desamparados, que buscan darle sentido a las paupérrimas condiciones de vida que llevan, dentro de un brutal modo de producción esclavista del fastuoso Imperio Romano. 
Escrito Neotestamentario en Griego Koiné
Inicio del Evangelio de Juán: 1: 1-5
Se evidencia la terminología helenística,
en las palabras resaltadas:
arjé (primer principio), logos (verbo-razón), 
zoon (vida, ánima), ánthroopon (hombre, humano)
Así las cosas, los escritos neotestamentarios, son el producto, de intelectuales cultos, conocedores de las lenguas clásicas como el griego y el latín, de los escritos, tradiciones y lenguas judaicas,  así como de la amalgama cultural judeo-helenística. Esto dista mucho, de la creencia, que estos textos, son el producto de pescadores, ovejeros y labradores cuasi-analfabetas, seguidores de un oscuro judío nacido en Galilea. Y es aquí, donde emerge el talento y el historial de un personaje como lo fue Tito Flavio Josefo, cuyo nombre hebreo fue José ben Matityahu o Josefo ben Matityahu, nacido en 37-38 d.e.c. y muerto  Roma, 101 d.e.c.  Es reconocido como un historiador judío fariseo, descendiente de familia de sacerdotes, conocedor de las lenguas clásicas y judaicas, y quien vivió el judaísmo desde una tradición ortodoxa, e incluso fue uno de los caudillos de la rebelión de los judíos contra los romanos. Luego de ser hecho prisionero y trasladado a Roma, cambia su fortuna y su ideario, pues se convirtió en el favorito de la familia imperial flaviana.  Ya en en Roma, mostró su extraordinaria capacidad para escritura en griego, en sus obras más conocidas: "La guerra de los judíos", "Antigüedades judías" y "Contra Apión".  Su incondicional servicio a los césares de la dinastía flaviana y sucesivos, lo muestran como parte de ese grupo de aristócratas doctos, que pudieron crear los primeros escritos e ideario del judaísmo cristiano. Así las cosas, dentro de la ortodoxia judía, el cristianismo es visto como una traición a su ideario religioso y nacionalista, y por eso mismo, Josefo llegará a ser considerado como un traidor a la causa judía y será odiado por los judíos. Su obra se ha conservado gracias a los romanos y a los cristianos.
Los romanos libraron sangrientas guerras, crucifixiones masivas, destrucción de ciudades enteras, la destrucción del Templo de Jerúsalem y finalmente provocar la diáspora helenística a través del mundo alejandrino, ante la persistente rebeldía del pueblo judío y, en particular, de las sectas religiosas que so pretexto de esperar la llegada de un “Mesías guerrero”, con frecuencia desafiaban la hegemonía de Roma. Pero llegó un punto de inflexión, tal que, en vez de armas se usaron las ideas, las creencias y las tradiciones del propio pueblo judío en su contra, iniciando una guerra ideológico-psicológica, y creando así un judaísmo a la medida de los intereses del Imperio Romano, es decir, el cristianismo. A la llegada de la dinastía flaviatras la guerra civil durante el año de los cuatro emperadores, en el año 69 d.e.c, luego del suicidio de Nerón de ingrata memoria; esta nueva generación de emperadores, necesitan recuperar las maltrechas finanzas, así como la unidad y el orgullo del Imperio. De esta época data la memorable construcción del Coliseo, que pudo ser construida por Vespasiano, gracias a los recursos obtenidos del saqueo del tesoro del Templo de Jerúsalem, tras haber sido destruido por su hijo Tito, como parte de su campaña militar sobre Judea. 
El Coliseo, construido por Vespasiano, 
con los recursos del tesoro del destruido Templo de Jerusalém
En este contexto, se opta por un medio más pragmático y menos oneroso para mantener el control y la hegemonía dentro de un Imperio desgastado, por guerras internas y luego de la la captura y destrucción del templo de Jerúsalem, del exterminio de sus sacerdotes, del saqueo y destrucción de las principales ciudades de Judea, de la muerte y esclavización de cientos de miles de judíos, se continúo la guerra, pero ya no por la vía armada y, por ello, se planifica, -al estilo de las agencias de inteligencia actuales sobre países invadidos o a ser invadidos-,  una guerra psicológica de manera alevosa, según defiende Atwill:
"En vez de alentar la guerra, este Mesías incitaba al pacifismo de poner la otra mejilla y animaba a los judíos a "dar al César" y "pagar sus impuestos a Roma"" explica el investigador. 
Y continúa: 
"Aunque el cristianismo puede ser cómodo para algunos, también puede ser muy dañino y represivo, una forma insidiosa de control mental que conduce a la aceptación ciega de la servidumbre, la pobreza y la guerra a través de la historia. Actualmente, en especial en Estados Unidos, es utilizado para generar apoyo para sus guerras en Medio Oriente."
El detalle histórico más relevante y controversial, lo presenta Atwill comparando las narraciones del Nuevo Testamento y las del historia judío-romano Flavio Josefo, auspiciado por los emperadores flavianos, en particular en su obra: La guerra de los judíos, que es el único testimonio escrito conservado de la vida en Judea durante el siglo I. Atwill asegura que entre ambos relatos hay grandes similitudes que hasta ahora han pasado inadvertidas a propósito de esta posible invención propagandística de Jesús, por parte de los romanos.

Lo que parece que ha sido eludido por muchos investigadores es que la secuencia de eventos y lugares del ministerio de Jesús es más o menos la misma que la secuencia de eventos y localidades de la campaña militar de Tito Flavio según la describe Josefo. Esta es una evidencia clara de un patrón construido deliberadamente. De hecho, la biografía de Jesús está construida, de principio a fin, sobre historias previas, pero especialmente sobre la biografía de un César romano.

Miniatura de Flavio Josefo
Los distintos brotes mesíaicos los judíos, inspirados por la creencias religiosa de su papel divino en la historia terrenal, provoca violentos levantamientos apocalípticos  contra los que consideran los poderes del mal, de la oscuridad, es decir, los romanos. Cuando menos una docena de Mesías, surgieron durante la primer centuria de la era común. Tal situación, en una región pivote en las extensiones del Imperio Romano, había devastado la economía mediterránea y amenazaba con una escalada de levantamientos en otras regiones imperiales, algo que no podía ser permitido, por lo que deciden imponer su "Pax romana", es decir o la región se somete a los designios del César, o es arrasada por sus legiones. Y así fue, Judea es arrasada. y los últimos focos de resistencia, fueron el templo de Jerusalén, que es tomado y destruido en el año 70 y la fortaleza Masada, también tomada y arrasada. 
Tesoros saqueados del templo de Jerusalém
Arco del triunfo Tito Roma
Así las cosas, los romanos no podían permitir otros brotes mesiánico nacionalistas. Entonces, con el fin de realizar una reconstrucción duradera del país, los romanos necesitaban ofrecer a los judíos historias alternativas que les distrajesen de los mensajes mesiánicos inherentes a la Torá, y persuadirlos para aceptar los valores romanos.



Destrucción del Templo de Jerusalem por Vespasioano, 70 d.e.c.

Por todo ello, es que Atwill, ha considerado que la solución a estos problemas de los romanos fue la creación de un tipo especial de propaganda de posguerra. Aquí es donde aparece la reformulación de una historia mesiánica, conocida como: "evangelion", un término técnico que significaría más bien: “buenas noticias por la victoria militar”. El nombre es en realidad humor irónico: los romanos se divertían con la idea de hacer que los judíos aceptasen, en forma de acciones de un Jesús el Mesías, crucificado, lo que de hecho eran ecos literarios de las mismas batallas con las que los romanos habían derrotado a los ejércitos de los judíos y de los miles de judíos que habían crucificado  La crucifixión  símbolo de humillación contra los judíos, es convertido en un símbolo de redención para este nuevo tipo de judaísmo pro-imperial. El mensaje no podía ser más cínico y perverso.   

Pero el cinismo no quedó ahí, crearon las historias de Jesús, a imagen y semejanza de la campaña militar de Tito (-hijo del emperador Vespasiano y que llegará también a ser emperador-), en su campaña de destrucción de Judea.  Los paralelismos son inconfundibles entre la vida de Jesús de los evangelios y la de Tito, tal y como la narra Flavio Josefo. De esta manera, el culto de adoración a a Jesús, por parte de los judíos que adoptaron el cristianismo, -como llegó a ser llamado-, estaban, de hecho, adorando a un emperador romano, a su conquistador, como si fuera un dios.
Epístola Paolina en griego, Papiro 46 
2da Corintios-11-33-12-9
Para reemplazar la Torá los romanos crearon un equivalente literario, el Evangelio de Mateo (-y poco después las versiones helenísticas y romanas conocidas como Lucas y Marcos-). El personaje literario central, llamado Jesús (o Josua) habita en un lugar con varias características peculiares: comienza su labor junto al lago de Galilea, obrando el milagro de sacar a una LEGIÓN (-reminiscencia romana-) de demonios salidos de un hombre poseído para que se introduzcan en unos cerdos; las menciones simbólicas de la destrucción de Jerusalén; en el Getsemaní un hombre desnudo escapa; Jesús es capturado en Getsemaní en el Monte de los Olivos; Simón niega conocerlo; fue crucificado juntamente con otros dos hombres y sólo él sobrevive; es bajado de la cruz por un hombre llamado José de Arimatea; su discípulo Juan sobrevive, pero su discípulo Simón es enviado a morir en Roma; después de su muerte, su discípulo Judas muere al ahorcarse a sí mismo.

Cada uno de estos eventos peculiares tiene un paralelo en los escritos de Flavio Josefo, que es el principal registro histórico sobre el encuentro militar entre los judíos y sus conquistadores romanos, con detalles puntuales, como la inusual crucifixión de tres hombres, y la anécdota en la que un hombre llamado José coge a un superviviente y lo baja. Para dar una idea del cinismo romano, este sobreviviente de la crucifixión  en la versión de los evangelios es enterrado para que resucite. En los escritos de Josefo, las crucifixiones se realizan en Thecoe, que se traduce como el “Pueblo de la mente inquisitiva”, y en la versión satírica del evangelio se lleva a cabo en el Gólgota, o la “Colina de la Calavera vacía”(Cabeza vacía). Sin duda una perversa diversión literaria la de los romanos, con respecto a la historia trágica de los judíos, y sobre ingenuos conversos de este este nuevo culto cristiano. 

Otro paralelismo, se muestra, en que los eventos en el lago de Galilea sirven de inicio en Judea de las campañas tanto de Titus como de Jesús. Allí Jesús llamó a sus discípulos a ser “pescadores de hombres“. Así mismo una batalla romana tuvo lugar en la que Titus atacó a un grupo de rebeldes judíos dirigidos por un líder llamado Jesús. Los rebeldes cayeron al agua y los que no, fueron muertos por las flechas, pues “intentaron nadar escapando de sus enemigos, pero los romanos les cortaron, ya sea la cabeza o sus manos” (Tercera Guerra Judía, 10). Los hombres fueron, de hecho, sacados del agua como si fueran peces. Es decir, un exterminio masivo de judíos, muertos en el agua, y recogidos los cadáveres a manera  burla, -como peces-, es convertida por los romanos en el símbolo de este nuevo culto judío, que se llamará como cristianismo.

En cuanto al episodio de la piara porcina en Gadarene en la que los demonios salen de un endemoniado de Gadara por orden de Jesús y luego entran en un rebaño de 2.000 cerdos, los cuales se precipitan violentamente en el lago y se ahogan, Josefo relata la campaña romana en la que Vespasiano marchó contra Gadara. De la misma manera que los demonios se concentraron dentro de un endemoniado, Josefo describe que las culpas de todos los rebeldes se concentraron en la cabeza del líder rebelde Juan. Luego, precipitándose “como la más salvaje de las bestias salvajes “, los 2000 rebeldes se despeñaron por el precipicio y se ahogaron. Tomando un tercer ejemplo, Josefo describe cómo Tito Flavio, salió sin su armadura (-y por lo tanto era un soldado metafóricamente desnudo-) en el jardín de Getsemaní, donde casi fue atrapado y tuvo que huir. El paralelo en el Evangelio de Marcos es un joven desnudo que aparece de la nada en el Jardín de Getsemaní y huye.

Hasta el momento más de una docena de estos paralelismos se han identificado, muchos de los cuales ya habían sido descubiertos por otros estudiosos. Pero la particularidad de Atwill, es la de ser el primer investigador que ha reconocido que estos sucedieron en la misma secuencia exacta. Los eventos se producen en Josefo exactamente en el mismo orden que su contraparte en los Evangelios. Dado que es imposible imaginar que los romanos hubiesen inventado relatos de batallas que sucedieron en los lugares señalados,para poder ensamblar las historias de sucedido unos 50 años antes, durante el supuesto ministerio de Jesús, se requería acudir a la obra de un historiador judeo-romano como Flavio Josefo, que permitiera establecer una historia, relativamente coherente, con sucesos históricos, fechas y regiones reales. Y parecería ser, que la única posible alternativa de explicación, de los paralelismos entre las historias de los evangelios, y la historia de las campañas romanas sobre Judea por parte de Flavio Josevo, es la de Atwill, es decir, que se trata de la creación de: "El Mesías del César". 

Los Evangelios fueron escritos a finales de los 70 y 80 d.e.c, y cuyas narraciones se refieren a la misma época narrada en: "La Guerra de los Judíos" de Josefo. Los principales acontecimientos en la vida de Jesús fueron escritos como sátiras literarias de las batallas romanas, emboscadas, crucifixiones, canibalismos, etc., de la campaña militar del Tito Livio, como se relata en Josefo.  En lugar de ser cuatro comunidades diferentes separadas en el tiempo y en el espacio, escribiendo los conocidos como evangelios neo-testamentarios canónicos, estos, al parecer fueron escritos juntos, en un único encargo literario posiblemente en la Corte Imperial-. Entonces, los Judíos que terminan siguiendo al personaje literario mesiánico ficticio, es decir:"Jesús", estarían, realmente y sin saberlo, adorando al emperador Tito Flavio.
"Iudaea Capta" (Judea conquistada)
Moneda acuñada por Vespasiano, 
para conmemorar el triunfo sobre Judea
Tal vez la nueva evidencia más importante para la ahistoricidad de Jesús, descifrada por medio de la lectura de El Mesías del Cesar, cuando se ofrece un pasaje crítico de otra gran obra de Josefo: "Antigüedades Judías". Este es el famoso pasaje "Testimonium", que supuestamente es la principal fuente textual independiente de la existencia histórica de Jesús. 

El denominado como "Testimonio" Flaviano, que un hoy provoca debates teológicos y filológicos sobre su autenticidad, es el siguiente:

"Por este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio [si es que es correcto llamarlo hombre, ya que fue un hacedor de milagros impactantes, un maestro para los hombres que reciben la verdad con gozo], y atrajo hacia Él a muchos judíos [y a muchos gentiles además. Era el Cristo]. Y cuando Pilato, frente a la denuncia de aquellos que son los principales entre nosotros, lo había condenado a la Cruz, aquellos que lo habían amado primero no le abandonaron [ya que se les apareció vivo nuevamente al tercer día, habiendo predicho esto y otras tantas maravillas sobre Él los santos profetas]. La tribu de los cristianos, llamados así por Él, no ha cesado de crecer hasta este día."
Flavio Josefo, Antigüedades judías, 18:3,3

Además,  en el libro 20, capítulo 9.1, se menciona indirectamente a Jesús al relatar la muerte de su hermano Jacobo o Santiago (contracción del latín Sanct'Iagus, esto es, san Jacobo):


"Ananías era un saduceo sin alma. Convocó astutamente al Sanedrín en el momento propicio. El procurador Festo había fallecido. El sucesor, Albino, todavía no había tomado posesión. Hizo que el Sanedrín juzgase a Santiago, el hermano de Jesús, y a algunos otros. Los acusó de haber transgredido la ley y los entregó para que fueran apedreados."
Flavio Josefo: Antigüedades judías, 20: 9,1

Atwill considera que este texto es genuinamente de Josefo. Sin embargo, cuando se lee en el contexto de los otros pasajes, equivale a una confesión que admite que los emperadores Flavios inventaron el personaje de Jesús para engañar a los Judios, para que se sometieran a un falso mesías. El lector sólo tiene que leer el texto, tal y cómo está compuesto originalmente, utilizando una técnica de composición hebrea, como se que se encuentra en el libro de Levítico, y es conocida como ‘composición pedimental’. Esta técnica hace hincapié en el pasaje central del texto enmarcándolo con pasajes-espejo a cada lado. (V.g., Levítico 19, que se refiere al trato justo, está enmarcado entre dos capítulos sobre prohibiciones).
Texto del testimonio flaviano en francés.
Aplicado a Antigüedades Judías, este pasaje "Testimonium", acerca de Jesús es, evidentemente, la parte izquierda de un tríptico. El pasaje que está a mano derecha es de Pablo, y la figura en la sección central, es una composición de los tres emperadores Flavios, enmascarando a un dios falso, que tiene relaciones sexuales con una mujer que no podía ser persuadida con regalos y dinero. El enfoque central del tríptico es que los emperadores romanos no les importaba “este asunto de los nombres”, con tal que estuviese dispuesto a hacerse pasar por un falso dios que fuese adorado por los Judíos  Los patrones que sacan a la luz los paralelismo, se relacionan a través de las tres secciones del tríptico, para revelar la verdadera historia. Por ejemplo, la palabra griega: "hedoné", utilizada para el disfrute sexual del Emperador, también se utiliza –de manera bastante inapropiada– con el sentido de una forma de adoración de los seguidores de Cristo, vinculando así las dos historias.

Vale la pena señalar, a este respecto, que el consenso de los expertos en general es que el histórico Jesús judío es en sí y en gran medida una idea reciente, que se remonta a Abraham Geiger en la década de 1860. Este convenció a los estudiosos de que los Evangelios eran un relato de un Jesús histórico judío, un fariseo típico de su época. Desde entonces, este punto de vista, y con ella la noción del cristianismo como un desarrollo del judaísmo, se ha convertido en el paradigma dominante en el cristianismo. Sin embargo, como los nuevos descubrimientos de El Mesías del César, entre otros, dejan claro, esto no es sólo engañoso, sino una concesión peligrosa a un falso sistema de creencias. 

Los romanos crearon esta nueva religión deliberada para humillar a los Judíos y para mantenerlos en la sumisión. Para los estudiosos judíos contemporáneos actuar en connivencia con esta invención literaria romana, e incluso pretender que este personaje de ficción tenía una realidad histórica, es un conspicuo cinismo. En el pasado, la evidencia se había presentado sugiriendo que los Evangelios neotestamentarios canónicos, son relatos literarios que contienen un gran cúmulo de ficciones mitológicas. Sin embargo, los cristianos han descartado, toda la evidencia y argumentos en en esta línea, sosteniendo que en el fondo todas las historias evangélicas,  "deben" ser, las de un Jesús histórico. El descubrimiento de Atwill cambia todo eso. No hubo un Jesús histórico y los Evangelios eran imitaciones romanas de los textos sagrados judíos, creados por los emperadores Flavios en forma de irónica de “buenas noticias” para engañar a los Judíos  Una cosa es que los cristianos hayan usado obras literarias para considerarlas como documentos sagrados y otra cosa muy diferente para ellos, es seguir haciéndolo,  ahora, que las nuevas evidencias, demuestran que son falsificaciones deliberadas de los romanos sobre un mesías inexistente.

Ver más en el Weblog de Joseph Atwill:


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Otras obras y versiones descargables de Flavio Josefo:









*Flabio Josefo: Las antigüedades de los judíos I


*Flavio Josefo: Las antigüedades de los judíos II


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